371 años sin Quevedo

A UN HOMBRE DE GRAN NARIZ

Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una alquitara medio viva,
érase un peje espada mal barbado;

era un reloj de sol mal encarado.
Érase un elefante boca arriba,
érase una nariz sayón y escriba,
Un Ovidio Nasón mal narigado.

Érase el espolón de una galera,
érase una pirámide de Egito,
Los doce tribus de narices era;

érase un naricísimo infinito,
Frisón archinariz, caratulera,
Sabañón garrafal morado y frito.

Francisco de Quevedo y Villegas

Francisco de Quevedo para niños, Ediciones de la Torre, Madrid, 1991, p. 93

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *