40 miradas sobre el libro y su futuro – Gonzalo Alegría

Debido a su interés, incluimos el primer texto de ‘40 miradas sobre el libro y su futuro‘.

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Inte-legere: el libro como éxito vital

Gonzalo Alegría

Mi padre fue el escritor peruano Ciro Alegría, el autor de El Mundo es ancho y ajeno, un clásico de la literatura indigenista latinoamericana. Mi madre, Dora Varona, fue poetisa, ganadora del Premio Adonáis de Poesía en Madrid, en 1956. A la muerte de mi padre creó Ediciones Varona, dedicándose como intelectual y empresaria a rescatar y publicar los inéditos de mi padre, además de muchos otros títulos y autores. Tengo un hermano dramaturgo, otro filósofo, otra que publica libros de autoayuda, en resumen: escribir y leer han sido y son práctica habitual en mi familia. Yo publico No Ficción sobre Economía y Sociología… Hace poco un amigo me preguntó: ¿cómo hace tu familia para ser tan intelectual? Contesté: «Fácil, disfrutamos leyendo».

Recuerdo que de pequeños, todas las noches acudíamos en pijama a la cama de mamá y nos acurrucábamos alrededor de ella, que leía de forma teatralizada, al comienzo sencillos comics como La Pequeña Lulú, después cuentos muy breves, de pocas líneas, que poco a poco también leíamos en voz alta nosotros mismos, entre risas, preguntas y comentarios. Según crecimos, el sistema se fue descentralizando y liberalizando. Cada cual iba a la cama temprano y no había hora para dormir, siempre que estuvieras leyendo. Así devoramos nocturnamente las colecciones de colores de la Biblioteca Billiken. Siguieron las aventuras del francés Julio Verne, del italiano Emilio Salgari, o novelas tan turbadoras e insinuantes como «El amante de Lady Chaterley» de David Lawrence. A todo eso se añadió libros de Ciencias Naturales, Sociales, etc.

Con el paso del tiempo, mi madre tejió una sólida red de negocios con España, Argentina y México y abundaron los catálogos de Losada, Fondo de Cultura Económica, Alianza Editorial, etc. Su esfuerzo tenaz logró capitalizarnos, mudándonos a una bella casa con piscina donde solíamos estudiar y leer con mayores ganas si cabe. Recuerdo que con trece años leí del filósofo de la historia británico Arnold Toynbee, su Estudio de la Historia (en un compendio de Emecé). Y pese a ser ya entonces un fanático de la historia, tuve que acudir a la enciclopedia reiteradas veces por sus continuas metáforas eruditas.

También a esa edad empecé mi afición por la Biblioteconomía y me puse a fichar a mano la biblioteca familiar por título, autor y materia. A los 16, casi lo había conseguido: todo estaba clasificado y ordenado por el Código Dewey, por anaqueles y pasillos.

Ya en la Universidad Complutense de Madrid, fui el bibliotecario de mi Colegio  Mayor Iberoamericano Nuestra Señora de Guadalupe, durante los dos años que residí en él. Después fui directico de banca y catedrático en España e Inglaterra y compré muchos libros de Ciencias Sociales, Informática, Estadística, Economía, Finanzas, etc.; configurando una interesante biblioteca técnica propia, cercana a lo 6.000 ejemplares, en español, inglés y francés, muchos de ellos comprados a mi buen amigo Jesús Ayuso, cuya Librería Fuentetaja de la calle San Bernardo (Madrid) también frecuentó mi madre. Con Ayuso, ir a la librería era un doble y realizador encuentro: intelectual y amical.

Finalmente, a mi vuelta a Lima, decidí compartir mi biblioteca con mis alumnos de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y, a través de mi aplicación del club de bibliófilos internacional «Cosas de la Biblioteca», clasifiqué más de 2.000 títulos como material de consulta: www.librarythings.es/catalog/galegria

Recientemente, hice cursos de Biblioteconomía en la Universidad de Michigan (EEUU) y fui incorporado como miembro peruano del organismo de la UNESCO para Bibliotecas Públicas: IFLA (PE-6019). Aunque reconozco que ahora tengo muchos eBooks y leo de madrugada en mi Tablet, sigue intacto mi amor por el libro: el tacto de la solapa, el susurro del folio al pasar la página, encierran una experiencia tan placentera que en términos marcusianos, podríamos decir que es sublimemente sensual.

La filosofía taoísta dice que el «Xi» es la combinación de «cerebro y corazón», racionalidad y emotividad, y ambos guían conjuntamente al el comportamiento de todo ser humano pleno.

La palabra «inteligenci» fue creación del gran Marco Tulio Cicerón que recomendaba informarse bien, conocer el entorno y «leer en tu interior» («inteligere») para encontrar siempre la solución virtuosa. La inteligencia es pues, nuestra adaptabilidad al entorno, nuestra capacidad de responder a los continuos y diversos retos socioculturales y medioambientales que nos plantea continuamente la vida. La inteligencia artificial, la robótica, la biogenética, la nanotecnología, todo apunta a un mundo más cambiante e incierto si cabe, en el Siglo XXII. Para entonces sólo salvará a la humanidad, élan único de los humanos, esa virtuosa combinación de emotividad y racionalidad, ese «Xi» que encontramos y potenciamos a través de la lecto-escritura.

Si quiere que su hijo tenga un pasaporte a su futura salvación, basta con que lo haga enamorarse de la lectura inteligente. «Intelegere» («lee en tu interior»).

 

40 miradas sobre el libro y su futuro
Edición de José Manuel Delgado y Manuel Suárez
Ediciones de la Torre

 

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