La necesaria competencia lingüística de los maestros

Interesante artículo del profesor Fernando Carratalá en el periódico ABC del día 9 de julio de 2014, p. 16

 LA NECESARIA COMPETENCIA LINGÜÍSTICA DE LOS MAESTROS

 «Quienes aspiran a ponerse ante unos alumnos para guiarles en sus primeros pasos han de poseer una notable competencia lingüística»

En mis años de docencia –y ya sobrepaso los 45– he procurado siempre emplear en el aula y fuera de ella, en el trato con mis alumnos, una expresión lingüística correcta, ajustada a las situaciones, dentro de un registro culto, aunque ajeno a la pedantería, convencido de que la expresión vulgar no ayuda a crear «cercanía» con respecto al alumno, sino todo lo contrario: desarbola la autoridad del docente, del que el alumno espera esa competencia lingüística que dignifica su trascendente labor.

Esta disquisición personal, a modo de introducción, tiene su porqué: La Universidad Rey Juan Carlos ha asumido, con carácter inmediato, el protocolo auspiciado por la Comunidad de Madrid en virtud del cual es requisito imprescindible para cursar el Grado de Educación Primaria que los futuros alumnos hayan aprobado el examen de Lengua Castellana y Literatura en la Selectividad. Si bien se podría haber demorado la aplicación de esta medida, como han hecho otras universidades desde la URJC se asume como una exigencia de rigor y un compromiso con la excelencia, en el bien entendido que habrá de fortalecer la formación y capacitación de nuestros graduados en Magisterio. Aunque esta exigencia parezca obvia –de hecho, la capacidad expresiva y la corrección idiomática son exigibles a todo universitario–, son muchas las razones que la avalan, ya sean de tipo académico y cultural, de índole social y educativa e incluso de carácter moral.

Limitémonos aquí a reflexionar sobre algunas de las razones de carácter estrictamente académico y cultural. Quienes hemos participado en estos últimos años en la elaboración y/o corrección de las pruebas CDI (Conocimientos y Destrezas Indispensables, para alumnos de tercero de la ESO), de las pruebas PISA (Program for International Student Assessment, dirigidas a alumnos de 15 años) y de las PAU (Prueba de Acceso a la Universidad) hemos tenido ocasión de comprobar que un sector de la población escolarizada en los diferentes niveles educativos previos a la universidad exhibe una alarmante pobreza de vocabulario, no suele emplear las palabras más apropiadas al contexto lingüístico y a la situación comunicativa, y salpica sus escritos con abundantes errores ortográficos. No es este ni el momento ni el lugar para explicar cómo se ha llegado a esta situación, en la que convergen varias y muy complejas causas, entre las cuales figuran contenidos de dudosa funcionalidad y métodos de enseñanza/aprendizaje poco fiables pedagógicamente pedagógicamente hablando. […]

 FERNANDO CARRATALÁ ES CATEDRÁTICO DE LENGUA Y
LITERATURA Y PROFESOR DEL MÁSTER DE FORMACIÓN
DEL PROFESORADO DE LA UNIVERSIDAD REY JUAN CARLOS

¿Qué opináis vosotros? ¿Es tan alarmante la pobreza de vocabulario en la juventud? ¿Creéis que es imprescindible que para cursar Magisterio el alumno haya tenido que aprobar Lengua Castellana y Literatura en la selectividad? …

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