Pequeños aperitivos sobre Ch. Abada y su obra

I. «El soldado y el emperador»

Emperador: Todos morimos prematuramen­te, soldado, y todos estamos lejos de nuestros seres queridos, fríos y aplastados por la oscuridad… y la soledad… […]
Soldado: […] Pero yo fui arrojado a la guerra cuan­do no era más que un muchacho, cuando aún necesitaba el abrazo de mis padres, cuando buscaba con ar­dor juvenil una moza a la que prome­ter amores y con la que formar una familia… […]

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