Tomas Tranströmer, Premio Nobel de Literatura 2011, fue publicado, en Ediciones de la Torre, en la monumental antología Poesía Nórdica, preparada por Francisco J. Uriz.
SOLEDADIAquí estuve a punto de morir una noche de febrero.
El coche patinó en el hielo y se me fue de costado hacia el otro lado de la carretera. Los coches que venían —sus faros— se acercaron. Mi nombre, mis hijas, mi trabajo se liberaron y quedaron atrás en silencio, cada vez más lejos. Yo era anónimo como un chico en el patio de la escuela, rodeado de enemigos. Me enfocaban mientras yo le daba y le daba al volante en un miedo transparente que flotaba como clara de huevo. Crecieron los segundos —allí había espacio— se hicieron grandes como hospitales. y respirar un instante antes de estrellarse. Entonces surgió un apoyo: me ayudó un compasivo grano de arena o un maravilloso golpe de viento. El coche se enderezó y reptó rápido hacia el otro lado de la carretera. Apareció un poste de pronto y se quebró —un sonido seco— desapareció volando en la oscuridad. Hasta que se hizo la calma. El cinturón me mantuvo en el asiento y vi venir a alguien por entre la ventisca de nieve para ver lo que me habla pasado. He andado largo tiempo por los helados campos de Östergötland Jamás he visto un alma. hay quienes nacen, viven, mueren en permanente aglomeración. El estar siempre visible —vivir en un enjambre de ojos— tiene que dar al rostro una expresión singular. Rostro cubierto de arcilla. El tumulto sube y baja mientras se reparten entre si el cielo, las sombras, los granos de arena. Yo necesito estar solo diez minutos por la mañana y diez minutos por la noche. —Sin programa. Todos hacen cola ante todos. Muchos. Uno.
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Tomas Transtömer Poesía Nórdica, Madrid,Ediciones de la Torre, 1999,p. 352 |